martes, 24 de agosto de 2010

POR VERTE MEDIA HORA...

Involuntariamente (tal vez miento), sé de memoria poemas de Poldy Bird, hoy, mientras iba camino a vos y miraba la luna, en mi cabeza giraba una de sus prosas, que tanto encajaba con nuestro encuentroarcoiris... Y decicí escribirla para vos...

*Por verte media hora. Por tocarte la palma de las manos.
Por tener mis pupilas en tus ojos, como dos pececitos retenidos en dos peceras hechas de piedras y cristales.
Por respirar tu olor con mi nariz apoyada en tu cuello...
Por escondernos en un desván...
Por besarnos dentro de un ascensor...
Por acariciarnos amparados por la recia figura de un árbol...
Por verte media hora yo sería capaz de atravesar de noche un cementerio; de saltar un precipicio; de viajar en aviones y trenes y omnibuses –que odio, que no me gustan, que me provocan miedo- para llegar donde me digas que estarás esperándome... y sin quejarme, sin pasarte factura por el tiempo empleado, que no sería "tiempo perdido" si no tiempo maravillosamente usado en mi proyecto.
Porque sí, quiero verte. Porque sí, quiero amarte. Porque sí, soy feliz cuando juntamos lo que las coordenadas del tiempo y la distancia han querido juntar vehementemente, imperativamente.
Oh, amor, son las cuatro de la madrugada y no puedo dormir porque me duele cada milímetro cuadrado de mi cuerpo.
Me duele la lejanía. De ausencia. De soledad. De una necesidad apasionada de verte media hora, pero ya mismo, AHORA.
No es solamente ser –como decía J.C. hace dos mil años- "el alfa y la omega"... todas las letras... todas las palabras... sino lo que las palabras nombran.
A mi las palabras me nombran 'mujer'.
A vos las palabras te nombran 'hombre'.
Y esta mujer y ese hombre intercambiaron magias y energías, sueños y juegos corporales, pensamientos obsesivos y recurrentes que hicieron girar el universo imparable de la vida.
¿Quieres que se detenga?
¿Eso quieres?
Sólo la muerte puede convertir en estatuas nuestros movimientos.
Y no quiero detenerme.
No quiero parar.
Todavía no quiero ser e s t a t u a . . .
Las estatuas no van tras un encuentro como
los barriletes que persiguen el vuelo de los pájaros.
Las estatuas no bailan cuando suena la música.

No perfuman.
No cambian de color.
No echan raíces aunque estén mil años en el mismo lugar.

Yo quiero ser esto que soy: que llora, que besa, que desea,
que insiste...
"La insistencia habla de la fé", dijo el Padre Pío de Pietralcina, santo desde Septiembre… Judith me corrió, al terminar la misa en San Pablo, y me puso en la mano este anillo con su imagen, que llevo desde entonces, es un rosario en miniatura que forma parte de mi mano derecha y que rezo, también, para que vengas.
Por verte media hora... llevo rezadas tantas horas, llevo tantas horas pensándote - ... pensando en ti, en lo que tienes dentro, en lo que sientes, en lo que eres, en lo que late... en lo que vuela...
Por verte media hora...
Por besarte en la boca...
Por deslizar mi beso por tu garganta... por tu pecho... por tu ombligo... por dar vuelta mi beso, girarlo en tu cintura y subirlo, arrastrándolo muy suavemente por tu espalda hasta la nuca...
Mi beso tiene apuro y tiene tiempo para retenerte.

Por verte media hora...

Por tener tus brazos alrededor de mi cuerpo... por apoyar mi cabeza en tu pecho,
por fantasear que eres mi casa, mi palacio, mi lugar de alegría y de descanso...
Por estar apretados en silencio...
Por estar estrechados y llorando...
Por verte media hora...
Por ganarle al quebranto media hora.
Por dibujar un reloj con tiza de las nubes en el cielo...
Por ponerle al reloj los latidos de mi corazón...

Por ponerle los latidos de mi corazón, también a las campanas de todos los campanarios y hacerlas sonar para llenar el mundo con los latidos de mi corazón.
Y si mi corazón es la casa de tu alma y ambos son el lugar de los rezos, nuestro amor estará en el incienso
azul que sube al infinito.
Jamás había tenido algo que temiera perder.
Eres lo primer que temo perder.

Por verte media hora.
Por tocar las palmas tibias de tus manos
daría la mitad de la vida que me queda.



:) 

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