Solo me queda un pedacito de ella.
Calentito, hermoso.
Estoy al borde, a por caer, al filo del precipicio, a punto de estropear mi excelsa tranquilidad. Frio o tibio, yo elijo.
Ojala no sea así, pero es jueves como aquella vez, y no hay nada que pueda hoy hacer.
Me arrincono un poquitito mas, de mi lado.
Pero cuando la almohada se pone ardiente, pienso: ¿necesito el frio de tu ausencia? Pruebo. No, definitivamente no. Estoy solo, extraño, torpe y tonto. Solo un favor, te pido. Rellena éste espacio, como puedas, que yo me encargo del resto.
No me dejes,
Ni frio ni radiante,
Porque te amo,
Y nada…
Ni siquiera una sábana robada,
Nada me hará más feliz que tu sonrisa constante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario