sábado, 13 de agosto de 2011


Aprovecho que hoy el viento está como loco soplando para todos lados, para usarlo de mensajero, pedirle que te alcance unas cosas que guardé para vos... un abrazo de despedida, mis manos tendidas agradeciendote, unas sonrisas que quedaron, unas caricias en la panza y un poco de miel para tus mañanas.
Espero mi viento llegue a tus oídos y te cuente tímidamente que fuiste todo (y más que eso) y que llenaste de calma mis pasos para que hoy pueda crecer.
Ojo! Yo no me quiero quedar con las manos vacías, te pido que me regales un poco de sol, que me anuncie que el envío llegó a tus manos sin extravíos en el camino, y que un día esa tibieza me haga sentirte cerca, me transporte, y con eso me deje segura de que lo que hicimos estuvo en verdad bien.

3 comentarios:

  1. Lo hicimos muy bien, Car. Mil recuerdos le ganan a todo. Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Los recuerdos se van, de a poco se van. Entonces, ¿a qué le ganan?

    ResponderEliminar
  3. A lo indeseable, que tambien se va, y no tan de a poco.

    ResponderEliminar